miércoles, 30 de julio de 2008

Últimamente no se si soy impulsiva o estoy cambiando. La gente impulsiva esta disculpada, nadie se enoja ante sus arrebatos porque fulanita/o es “frontal” y por ende, diga lo que diga es sinónimo de honestidad. Yo nos soy de ese bando y tampoco estoy disculpada, mi bando es mas complicado que el anterior, suelo intelectualizar mas de la cuenta cuestiones que solo tendría que dejar fluir y otras veces, como resultado de tragarme cientos de emociones, estallo ante la mas mínima provocación. El problema es como seguís con tu vida la mañana siguiente a una noche en que (llanto de por medio) tuviste un ataque de verborragia y dijiste cosas de las que no se esta tan seguro/a de sentir o pensar. Cuando se vuelve a la calma se pide disculpas? ¿Alguien me creería que hablé bajo un efecto hipnótico? No lo creo…porque esos ataques, si bien están condimentados de la histeria del momento, nunca son azarosos y reflejan cual radiografía, cosas que en nuestros cabales de la normalidad y el análisis jamás diríamos.
Envidio a la gente que sabe hablar cuando es debido y también aquella que sabe hacerle caso a sus impulsos cuando esta ante una situación digna de ser disfrutada. Arruino los momentos emocionantes con ataques de risa producto del desasosiego, pero lloro sin consuelo mirando una película o escuchando música en la soledad de mi habitación. Pienso, analizo, desmenuzo, vuelvo a pensar, medito, lo que no es necesario. Nunca puedo liberarme de mí. Y por el contrario, una vez cada tanto, aflora el monstruo verborragico que entre lágrimas reclama presencia y que desde el discurso transmite que se las arregla como puede.

domingo, 13 de julio de 2008

SeÑoR AmAnTe 2

Cuando lo vi entrar no supe que hacer. Hablaba con mi mama del clima y de no se que otra cosa, yo escuchaba detrás de la puerta. Que tal el trabajo, como anda tu señora, Bien gracias. Que frío que está haciendo, buscas a tu mamá? Emm no, puedo usar el baño? Pasá, gracias.Suena mi celular, desde el otro recinto
El: Linda no me queres ver, no? Te puedo saludar?
Yo: (como si no supiera) Donde estas?
El: En tu casa.
Yo limpiaba en la cocina, cuando lo vi entrar me aferre a una copa, nerviosa, dejándole un brillo nunca antes visto, contaba los azulejos, cerraba y abría los muebles, el corazón a mil.
No salí a saludarlo, odie tanto descaro, odie estar con una remera de promoción, odie mis rulos sin planchita, odie que la cocina sea tan chica. No sabia que hacer, y opté tomar el rol mas predecible, aquel del cual él escapaba, Actué de esposa y me aferré a la esponja y al detergente pretendiendo tal vez hacerme invisible. Pasó y me saludó, como tantas veces.
Habló un par de minutos más con los presentes de temas triviales. Mi celular y el de el que sonaban al unísono, con una pared de diferencia.
El: Estás hermosa, me muero por darte un beso.
Yo: (Riéndome) No te creo, sos muy tímido.
El: Te juro que vuelvo y te lo doy, vuelvo con la excusa del paro de colectivos, de que están cerrados los negocios, no se,
Yo: …
El: O Salí y dámelo vos, por favor, es sólo un beso.
Yo: ja ja, donde estás?
El: En la esquina
Yo: Corrí y lo vio de espaldas…Hola, tus cosas bien? Como anda tu señora? (burlándome)
El: Vamos a hablar de ella? Si ella no fuera tan…no se…yo no le haría esto. Quiero verte, el martes podés?
Yo: Separate.
El: No seas así…
Yo: Se-pa-ra-te
El: Podés o no el martes?
Yo: No pierdas más tiempo, ella te está esperando en TU casa…Y me fui….¿Y me fui?