miércoles, 5 de marzo de 2008

Escuchando varios temas y pensando mucho cada vez concluyo mas en que no todas las rupturas de nuestra vida se dan en circunstancias turbulentas.
Luego de varios intentos llega un momento en que no queda nada por salvar, nada por pelear. Mas allá de las cosas que hayan pasado no queremos asumir que las cosas cambiaron y que tal vez no haya nada que nos una, es muy difícil volver a trabajar sobre la confianza rota, sobre las diferencias de convicción, sobre el orgullo y el dolor…pero peor aún es cuando no tenemos ganas. Creo que ya la cuestión no pasa más por quien tubo la culpa sino por la decisión que tomemos en nuestra vida y que queremos hacer realmente con ella.
Hoy me siento como el primer día y también como el último. ¿Cómo saber si te odio o te quiero tanto?
¿Cómo puede ser que extrañe a la misma persona que (de verdad) deseo que no vuelva más?
¿Cómo es que tengo su recuerdo en cada de una de mis cosas y aún así no espero nada de él?
…¿Quién te da el derecho de venir a desordenar mi vida?...
Quiero que pasen los días…las semanas y los meses, quiero volver a ser yo…


Y volver con mis ganas extremadamente desatadas pero llenas de instantes míos... y sin vos!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No se como llegue hasta aca pero me gusto lo que lei,me pregunto que pasara por tu cabeza o a quien dirigis lo que escribis!
siempre paso y nunca firmo
Buen blog
Juan_M

Lupe dijo...

Me parece que uno de los problemas que surgen en una ruptura es que es muy dificil que las dos coincidan en el momento de no querer estar mas.
Es muy común que cuando una persona decide terminar una relación, la otra parte no tiene intenciones de dejarla ir. y ahí se hace turbulenta.
No se, al menos eso es lo que se me ocurre ahora.